Presentación de la edición facsimilar de la Revista Pumaccahua

Presentación de la edición facsimilar de la Revista Pumaccahua, creada por José María Arguedas y sus alumnos en Sicuani
Una experiencia pedagógica de educación intercultural



Comentada por el historiador  Wilfredo Kapsoli y Carolina Ortiz Fernández
(03.10.2018)


https://www.youtube.com/watch?v=bfSJvL9pzd4

Presentación de la revista Pumaccahua en la Casa de la Literatura


(Una primera versión referente a la revista Pumaccahua fue publicada por Carolina Ortiz Fernández,  Yuyaykusun, 2014. Nro 7 con el título: José María Arguedas y la educación )

Por: Carolina Ortiz Fernández



La educación ha sido y es una demanda constante de la mayoría de la población.  Guaman Poma fue  uno de los primeros en proponer y exigir la educación de los “indígenas”, de las mujeres de todos los grupos sociales y de toda la población a partir de sus lenguas maternas y en sus propios códigos de comunicación, es decir mediante los quipus, los tocapus, las quilcas y también en español. 
Clorinda Matto de Turner, Mercedes Cabello de Carbonera, Trinidad Enríquez Ladrón de Guevara, a fines del siglo XIX  exigieron la educación de las mujeres y de los “indígenas”mediante la “lengua madre” y en español. 

El racismo y la hegemonía del eurocentrismo en la política educativa oficial y los medios de comunicación a lo largo de toda la República rechazaron y negaron las lenguas maternas y los saberes propios que habitan en nuestra diversidad territorial.

En ese tránsito hubo maestros como José María Arguedas que transgredieron la política oficial. Arguedas  fue maestro de educación secundaria de castellano, geografía e historia y empezó su tarea docente en Sicuani en 1940. En ella volcó toda su experiencia vital  y su camac (energía creadora) en tanto sintió de niño el bloqueo emocional, mental y las heridas que se producen en el alma cuando se nos impone una lengua, un episteme, una cultura. Los resultados fueron muy alentadores, los estudiantes mejoraron su expresión en castellano sin producir el desgarramiento que provoca la enseñanza del idioma y cultura impuestos. 

Logró que los estudiantes del Colegio Nacional Mateo Pumaccahua de Sicuani, en donde trabajó con el Padre Lira, no se avergonzaran del quechua, de sus saberes y prácticas socioculturales, logró que liberaran activa y creativamente su expresión de manera genuina y bella. Estas experiencias prácticas se pueden encontrar en la bella edición facsimilar de Pumaccahua, revista que fue editada por Arguedas y sus alumnos de Sicuani en 1940  y que acaba de ser publicada por La Casa de la Literatura. 

¿Cómo logró este cambio? 
La política educativa impuso el castellano como lengua oficial del Estado peruano. Se argumentaba que sólo mediante la homogeneización se lograría el estado nación e identidad nacional. Arguedas le llamó, el “método impositivo”, método opresivo, colonial, que fue aplicado siempre bajo el supuesto de la superioridad de una lengua, de una  “raza”, de un episteme, de una cultura. La imposición del castellano sembró un proceso traumático, Arguedas lo vivió en carne propia y a  mi entender constituye uno de los factores que influyen en los problemas de lecto escritura.

En su lugar, propuso   “el método cultural” (Arguedas, 2011:169) que hoy en día lo podríamos entender como una “co-labor” intercultural y de investigación.
Colabor porque se basa en la  participación creativa de estudiantes y docentes vinculados a la comunidad. Intercultural por la concurrencia de dos o más perspectivas culturales, teniendo como punto de partida a la lengua y cultura madre de la región. Y de investigación, porque promueve el sentido y gusto por la exploración, el conocimiento y comprensión  de la realidad circundante  de los estudiantes como del docente. Su propósito fue “[...]despertar en el alumno una íntima y profunda necesidad de saber, y un interés exigente de conocer a su país.” (Arguedas, 2011: 169)

La investigación parte de su realidad inmediata, de su territorio y prácticas socioculturales, siempre abierta a otros saberes y al  mundo.
Organizó su método a partir de su propia experiencia vital, dejándose llevar por la intuición creativa y sobre todo teniendo en cuenta las necesidades y el lugar de enunciación de los estudiantes, valorándolos como actores sociales capaces de crear y comprender a partir de poner en situación viva la experiencia educativa fuera de las aulas, con el objeto de que adquiriesen habilidades locales e interculturales. Los estudiantes aprendieron a valorar y a reflexionar sobre el sembrío, la cosecha, los juegos, las fiestas, los sufrimientos y el goce de su pueblo, disfrutando de la música, la danza; de este modo  se adelantó a lo que los franceses desde fines del siglo XX llaman “mettre en situacion”. 

El método cultural de Arguedas no se sostiene en la última moda euronorteamericana sujeta al mercado sino en su experiencia vital y el conocimiento histórico de otras experiencias. Tampoco trató de imponerlo, sino de compartirlo siempre abierto a cualquier otro que persiguiera los mismos fines. 
Si, las políticas educativas, a lo largo de la historia republicana han significado “[...]una via crucis de golpes, de humillación y sobre todo de un íntimo, peligroso , falso y progresivo sentimiento de inferioridad” (99), cuyas huellas afectan dolorosamente la vida en general, en su lugar se requiere partir de la lengua y la cultura madre, con una pedagogía del amor, la ternura y la comprensión, como dirían también Frantz Fanon y Paulo Freyre. 

Los logros notabilísimos se alcanzaron gracias a esta perspectiva que podríamos llamar de descolonialidad del saber. Pero este tránsito no fue fácil. En sus primeros textos entre 1939 y 1944 podemos hallar estelas del conflicto que produce en él, la idea difundida de concebir el castellano como una “lengua superior” por pertenecer a una supuesta “cultura superior” y al mismo tiempo la necesidad de defender la cultura propia en diálogo fructífero con otras. Sus estudios de antropología y etnología, sus propias reflexiones y su experiencia vital le permitieron entender que esa era la postura de la dominación colonial que permanece en la educación en pleno siglo XX. Se concebía y aún concibe que la población “indígena” es incapaz de generar, producir y construir conocimiento, se les suele considerar retrasados y torpes. 

El primer paso del método cultural planteado por Arguedas, implica la alfabetización científica de la lengua de la región, seguida de un proceso de aprendizaje en su propia lengua, lo cual implicará que los y las estudiantes se acerquen a su región y territorio con otra mirada, valorándolos, identificándose con ellos, entonces comprenderán lo que leen, porque sentirán que su lengua, la integridad de su ser y su cultura, sea quechua, aymara, huitota, asháninka, shipobo-conibo o de la diversidad de códigos que existen en el país, son vastas para la expresión y la creación y que valen tanto como otras. 

Pero, el método de Arguedas no se reduce a una mirada exclusivamente intracultural, sino que contribuye a abrir la mirada intercultural de los estudiantes aprendiendo el castellano en otras condiciones, los incentiva a disfrutar de sus propios trabajos y a mostrarlos, promueve que establezcan comunicación con estudiantes de otras regiones y países, además se alimentan de la lectura de textos que les abren otros horizontes sin despreciar para nada los suyos. Logró que leyesen libros completos de diversos autores entre ellos a José María Eguren.

Los colegios hoy 
Los colegios en la actualidad, como en la época de Arguedas, requieren  un clima educativo cálido y afectuoso, si no es así, “[...]el profesor de cualquier asignatura, y mucho más el de lengua materna, flotará en el vacío más estéril y negativo.” (Arguedas, 2011: 229) 

Para Arguedas, este ambiente ideal no era fácil de conseguir, constituía un reto lograrlo sobre todo en la capital. En cambio, en los pueblos del interior del país, en la época en referencia, la escuela cuando era bien conducida, era muy querida  y conseguía resultados alentadores. 

Arguedas no usa la categoría género, ni dominación masculina, pero plantea la problemática cuando sostiene que en los colegios de la capital predomina un falso criterio de demostración de virilidad.
Asimismo, sostiene la urgencia de trabajar por una educación intercultural en todos los niveles y no solo en las áreas rurales. En un país donde todo, o casi todo, está por hacer, “es indispensable explorar, conocer y entender la realidad espiritual de los pueblos de las distintas regiones del país”, (Arguedas, 2011:168) 

El proceso de aprendizaje tiene que estar orientado a comprender el imaginario de los/las estudiantes, del pueblo y/o comunidad, porque, como bien lo expresa, la educación no es sólo dar instrucción de una manera rutinaria sino comprender los incentivos espirituales y afectivos que en cada comunidad mueven a los seres humanos, “[...]porque sin un impulso, sin una fe, el hombre es cero. El hombre cuando pierde la fe política o la fe religiosa, se convierte por lo general en un amargado, en un destructor de la sociedad porque como no tiene fe entonces está descarriado, no cree en nada y se convierte en un disociador, los únicos disociadores son los que carecen de fe.” (Arguedas, 2011:163) 

El problema educativo no es igual en todo el país sino que es sumamente heterogéneo, por la heterogeneidad del territorio, la heterogeneidad histórico estructural y cultural; por lo que la política educativa requiere adecuarse a las necesidades de cada región y desde allí impulsar  la visión inter y pluricultural.

Para comprender las raíces del problema de la educación en el país y la manera de cómo  orientarla en la dinámica de la descolonialidad intercultural, urge la evaluación conjunta y constante de educadores/as, antropólogos/as, lingüistas, sociólogos/as en diálogo con los/las intelectuales indígenas, amazónicos, afroperuanos para que participen activamente en la elaboración de las propuestas para su comunidad y el país. 
En Arguedas, las niñas están ausentes porque también lo estaban en la mayor parte de la educación oficial. Por eso, se requiere que el proceso educativo se encamine también  con un enfoque de género a fin de contribuir a estimular la generación de capacidades y actitudes en los niños, las niñas y niñes en las que impere el respeto y el disfrute de la diferencia. 

Notas:
1. Agradezco a la Casa de la Literatura la invitación para presentar la edición facsimilar de la revista Pumaccahua, acto que tuvo lugar en octubre del 2018. Una primera versión referente a Arguedas y la educación fue publicada en Poéticas afroindoamericanas: episteme cuerpo y territorio (2014), de mi  autoría, a propósito de la publicación de Nosotros los maestros, una selección de  textos de José María Arguedas dedicados a la educación  escritos entre 1939 y 1966,  seleccionados y publicados por Wilfredo Kapsoli y que tuve la oportunidad de presentar en la Derrama Magisterial el 2011. Atinada publicación, pues no se conocía la labor de Arguedas en este campo y porque hace falta la sistematización de experiencias pedagógicas alternativas

Obras citadas
Arguedas, José María (2018). Pumaccahua, Lima, Casa de la Literatura Peruana
Arguedas, José María (2011). Nosotros los maestros. Selección, estudio preliminar y notas de Wilfredo Kapsoli. Lima, Derrama Magisterial. 
Ortiz Fernández, Carolina (2014). Poéticas afroindoamericanas. Episteme, cuerpo y territorio. Lima,
Pakarina Ediciones/  Fac. Letras de la UNMSM
Ortiz Fernández, Carolina (2014). José María Arguedas y la educación. Una aproximación. YUYAYKUSUN, (7). Véase (2016) http://revistas.urp.edu.pe/index.php/Yuyaykusun/article/view/219


Comentarios

Entradas populares