La búsqueda de un horizonte utópico en Aprendiendo a enterrar a los muertos
La búsqueda de un horizonte utópico feminista en
Aprendiendo a enterrar a los muertos de María Font (1)
Por: Carolina O. Fernández
“Blue tragedy o el panfleto del gatito negro” (2018) es el título del primer poemario de María Font, sobrenombre de Claudia Torres Flores quien recurre a varios seudónimos en su quehacer literario. El sobrenombre de María Font, parece provenir de uno de los personajes de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Su segundo libro, Aprendiendo a enterrar a los muertos (2019), acaba de ser publicado atinadamente por Editorial Hipatia. Para mi es muy grato compartir esta presentación con Gloria Alvitres y Diana Miloslavich, en esta casa feminista el Centro de la Mujer Flora Tristán.
Empecé a leer Aprendiendo a enterrar a los muertos entre el ruido de las edificaciones que convierten las antiguas casas en fieros edificios y sin saber cómo silenciarlos logré sumergirme en el libro y sentí su sombras, lo concluí y volví a los epígrafes. El primero, que inaugura el libro y nos introduce al mundo configurado de Font, es de Carolina Sanín, escritora Colombiana que explora el lenguaje en su texto Ponqué y otros cuentos (2010). Cito:
Albert Hall se me metía y se me salía
mientras yo dejaba que se fuera de cualquier manera
Dentro de mí y fuera de mí. Recordé a mi familia indolente:
Cuales eran nuestros puestos en la mesa del almuerzo el día en que Carolina
nos contó que un hombre se había ahorcado y se encontró con nuestro desinterés.
Pensé: “Estoy aprendiendo a enterrar a los muertos” y creí descubrir que uno sólo puede ser consciente de estar aprendiendo algo nuevo si lo aprende mientras se hace algo que ya sabe hacer
En el claroscuro que emerge de este párrafo de Sanin y de los versos de Font, se percibe varias cuestiones en común desde su propias particularidades. Lo primero, un duelo en tránsito. En segundo, que el yo poético mujer de Aprendiendo a enterrar a los muertos de manera semejante a Sanin, se distancia de la rememoración coherente de espacios y tiempos y nos sorprende por la oscuridad laberíntica construida al recorrer las profundidades y misterios del ser, los enigmas del cuerpo y de un espíritu quebrados y al mismo tiempo su energía.
En tercero, percibimos que el título Aprendiendo a enterrar a los muertos, ha sido tomado de uno de los cuentos de Sanín. En cuarto lugar, el yo poético centra su atención en la memoria de su personaje, poetiza ese orden/desorden en su búsqueda de cómo escribir, como registrar e imprimir los sueños no soñados, los no deseos deseados, la distopía y la utopia, la ansiedad de lo no ansiado. Sus versos no son frases hechas para gustar y recrear al lector.
El libro está dividido en cuatro secciones <<La fluoxetina de las tres Marías>>, <<Across the universe>>, <<The palace of the fears>> y el epílogo. En las cuatro secciones, escritas en verso libre y prosa poética, se configura a una segunda persona, un tu, Carolina, amiga, amante, confidente, alterego del yo poético.
En la primera sección, marcada por la intensidad de la depresión y los ansiolíticos, se perfila un viaje hacia el infinito , en el que se anhela se cumplan los deseos mas soñados , el deseo de ser lo que no se medica, el deseo de reencontrarse, el deseo de no ser rutina, deseo de no vivir muriendo, de verse y aceptarse, el deseo de vivir en paz.
El primer poema de la primera sección <<Across the universe / Cruzando el universo>>, comienza con un epígrafe tomado de esta bella canción de The Beatles,
Imágenes de luz rota
que bailan delante de mí como un millón de ojos
me llaman una y otra vez en todo el universo
los pensamientos serpentean
como un viento inquieto dentro de un buzón
caen a ciegas mientras cruzan el universo
Images of broken light
wich dance before me like a million eyes
they call me on and on across the universe
thoughts meander like a restless wind inside a letter box
they tumble blindly as they make their way across the universe (The Beatles)
Versos y melodía que me resonaban, entonces me detuve, encendí el equipo y la escuché. La imagen de la luz quebrada en el horizonte, símbolo de la crisis de la modernidad a lo largo de su historia y de la que dan cuenta Nietzche, Guaman Poma, Silvia Plath, Anne Sexton, Clarice Lispector, Diamela Eltit, Morrison, Bjork por mencionar algunos, y que la sentimos y vivimos hoy en toda su intensidad, esa luz rota que se hace añicos y golpea la existencia también se respira en este libro en tanto explora el lenguaje con un fragor disruptivo, los poemas exploran el duelo y la resiliencia, el deseo no heterosexual, el deseo lésbico y nos invitan a explorar el sentido claroscuro de la condición humana. Así como las ansias de reencontrar el camino de liberación encarnado en el personaje Carolina:
Al cabo de cuarenta meses, sigo buscándola.
Las otras dicen que sólo fue un chispazo de locura,
pero en los silencios aún huelo sus pasos,
y el sonido de libertad susurra en mi espalda baja
En esta época de capitalismo salvaje y un patriarcado que lo salvaguarda, no hay donde guarecerse, mas <<El palacio de los miedos>>, en donde la muerte arrasa, en donde todo se hace trizas, parece abrirse el horizonte utópico femenino configurado en Carolina, en la <<munda>> y no el mundo. Una munda construida desde lo negado:
<<Queda un deseo de hacer latir por última vez este corazón, que es el corazón de todos ellos, embadurnados de la papilla de somníferos que los engordan de a pocos para el matadero,
Quedas tú.
forastera,
errante,
aún prófuga de una ley alienígena,
que no te concierne,
que no te mereces>>
Queda la esperanza en la utopía turquesa, el verde azul que simboliza lo divino, la creatividad, la calma, la poesía.
Obras citadas
Font, M. (2019). Aprendiendo a enterrar a los muertos, Lima Hipatia Ediciones.
Sanín, C. (2010). Ponqué y otros cuentos. Bogotá, Norma.
(1) Texto leído en la presentación del libro en el Centro de la Mujer Flora Tristán.
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