Apacheta de Lourdes Aparición

 Apacheta, de Lourdes Aparición (1)


Por: Carolina O. Fernández




Apacheta
(2021), sugerente título del primer libro de la poeta y psicóloga Lourdes Aparición (Apurímac, Perú), publicado por Hipatia Ediciones, nos remite a la imagen del ritual que solemos efectuar las/los caminantes de origen andino.  En acuerdo con 
Miluska Benavides (2021) y Edith Vega Centeno (2021) pareciera que la estructura del libro guarda similitud a la conformación de una apacheta. 

Podríamos conjeturar  que las piedras son el conjunto de poemas con los cuales se arma el libro, a manera de un ritual de agradecimiento y sanación. 

En la cúspide se sitúa el altar. Las voces poéticas son en su mayoría mujeres y algunos hombres trabajadores de las áreas rurales y las urbes. Poesía que nos hermana y se enuncia desde la Pacha o desde la voz de un niño que padece soledad, hambre e injusticia, con un énfasis en el cuestionamiento a las pésimas condiciones de vida de las mujeres y la violencia sobre ellas. 


Los núcleos temáticos emergen de la fenomenología de la conciencia del ser recreados, en un tiempo y un espacio, en la mirada de una niña y mujer que resiste y se subleva. Algunos de los símbolos del ritual poético devienen sol desfalleciente, carretilla ambulante,  tierra,  en una atmósfera de fatiga, hambre, dolor y hartazgo, por el arduo e interminable trabajo dedicado a cumplir los sueños ajenos.


En el primer poema de la  primera sección titulada <<Mujer>>,  menciona a las mujeres río, a las mujeres que duermen en las copas de los árboles,  a las pescadoras, las constructoras de casas, las trabajadoras de limpieza, las vendedoras. En otro poema nombra a las cosechadoras, las que no están en planilla, las que comparten sus penas. Trabajadoras que habitan los cerros y las urbes, mujeres que han aprendido a supervivir haciendo realidad los anhelos de otros. Mujeres invisibles.


En la segunda parte, titulada <<Tierra>>, el yo poético, cerro, maíz, un yo colectivo de  jornaleros que vive sujeto al yugo  del patrón y el capataz o un niño que no duerme, forman un sujeto poético colectivo que denuncia la contaminación y los campos muertos. Esta sección constituye, a su vez, una crítica al capitalismo representado en el patrón que invade, arrebata la tierra y la energía. La problemática de la tierra continúa. Por cierto, es también una crítica al racismo que adjetiva de ineptas e ignorantes a las muchachas que arriban de los Andes, trabajadoras que conforman la mano de obra marginalizada. Esta sección es también un homenaje  a las abuelas, a su infatigable e infravalorada labor; un homenaje al abuelo, cuya ternura y cuidados alivia el dolor de ser niña en un país con profundas desigualdades.  En suma, es un homenaje a la Pacha  desde el desierto de Paracas


<<Altar>>, la tercera sección, empieza con un verso  de Omar Aramayo: “enamorada bondadosa Madre Tierra recibe esta ofrenda”, epígrafe que confirma que la poesía es un acto de amor, una ofrenda / oración a la madre, a las mujeres que, a pesar de su extenuante trabajo,  no desfallecen. Es un homenaje a la poesía, porque como lo expresa Blanca Varela en los versos citados por la autora, “el poema es mi cuerpo / esto la poesía/ la carne fatigada el sueño/ el sol atravesando desiertos” (Aparición, 2021: 67). 


En Apacheta, la poesía, que ruge junto a los enseres de la cocina y el "grito de la tetera", nos recuerda que si Aristóteles hubiera guisado, mucho más y mejor habría escrito, como bien lo precisó Sor Juana Inés de la Cruz; y tal vez otra habría sido nuestra historia.


Notas:

(1) Comentario de Carolina O. Fernández en la presentación del libro en la Feria Lima Lee, 2022.


Obras citadas

Aparición, Lourdes. (2021) Apacheta, Lima, Hipatia.

Benavides, Miluska. (2021) Comentario en Revista Camentsá, 7 de septiembre.

Vega Centeno, Edith (2021) Apacheta de Lourdes Aparición, Las Críticas.


Maywa


Te he mirado a través de un cuadro que florece

Cuando sonríes

Y cuando vuelves a Pisco

Tus cabellos son esteras

Que plante cuando invadí La costa

Tu sonrisa

Es una muralla 

Que Mi abuelo siempre cruzaba con el alma curada

Has sido una hermosa

Flor en el entierro de mi nombre

Tú bailas en armonía de la lluvia

En julio


Un 17 de julio 

Rompiste tus ojos

Frente a esta tierra

Que no sabe

Más que decirte

Que no te vayas de Ayacucho

Hoy

Te imagino creando vida

Entre esas maderas

Y pinceles que cantan un huaynito alegre

Para que no te extrañe tu padre

Y para que las lágrimas de tu madre no se pierdan en el agua de la sequía

donde lava sus manos encercadas

Todos los fines de semana

Hemos despertado con la misma pared

En la nariz

Con las manos sobre el cemento

Que sostiene

Las noches que tejes tus sueños

Y preparas sopa de lentejas

Para que tu estomago

No reclame

Lo que le falta

A tu Luna:

Resistencia


Déjame trenzarte

Los brazos

Para que no sólo sean

Tus lagrimas

Las que rieguen este huerto

Sino mis dientes

También Sean nubes

Sobre este pueblo

Que ya te ve

Como una semilla de colores

Que cuentan las patas

De las hormigas lilas

Que nacieron en un rincón
De este cuerpo

Que sigue floreciendo

Desde que me dijiste:

hermanita hoy abro mi piel

Para que habites en ella

el día que vuelvas.



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