El deseo en Fábula de los cuerpos calientes de Gimena Vartu.
Por Carolina O. Fernández
Es para mí un placer comentar el primer libro de cuentos de Gimena Vartu, prolífica autora, poeta, dramaturga, performer y actriz, que luego de Cura de sueño (2013) su primer poemario, acaba de publicar Fábula de los cuerpos calientes (2019) publicado por Dendro Ediciones, libro que consta de siete cuentos. Son ficciones en que la fábula, asociada a alguna intención crítica, expresa con ironía y ternura una verdad. La verdad del deseo, del descubrimiento del goce, de su agotamiento y su rutina.
La lectura de los dos primeros cuentos me llevó a viajar a mi etapa escolar, sobre todo a los años en que estudié la secundaria. Recuerdo que sentía el colegio una cárcel porque para las autoridades todo era castigo y pecado.
Esta etapa de las adolescentes y su educación sentimental me parece que ha sido un vacío literario en Perú y hoy empieza a cubrirse con esta bella publicación y Mi falda hasta los tobillos, la primera novela de Carolina Cisneros.
Fábula de los cuerpos calientes se inicia con un relato que lleva el título del libro en el que se expresan los sueños y el descubrimiento del cuerpo, el develamiento del deseo y los anhelos, los vacíos e ilusiones de las adolescentes.
Lxs personajes están finamente retratados. Son muchachas frágiles, inseguras que con sus arrebatos anhelan llamar la atención. La niña, que piensa que lo sabe todo, busca la manera de sobresalir a fin de captar la mirada de los adultos, entre ellos de la maestra para más tarde vengarse de su indiferencia, de su rutina y sobre todo de su autoritarismo. La maestra es un ser vacuo, que los fines de semana sorpresivamente toma otra dirección en su rutina.
Las niñas sienten el vacío de la existencia y la espían a fin de encontrar una falla, un error y la siguen cuando la ven salir de su casa muy acicalada. Pero no era lo que esperaban, la desilusión de la sujeto enunciarte en edad escolar se deja sentir; lo que había configurado en su imaginación y deseaba ansiosamente escribir se frustra.
El relato da cuenta de la construcción de la feminidad rebelde que afronta el autoritarismo en la escuela con pequeñas zancadillas expresadas mediante grafitis en las puertas de los baños. El baño se convierte en un espacio de libre expresión.
Todos los colores
En el segundo cuento, titulado <<Todos los colores>>, se explora la actitud deseante de los muchachos quinceañeros. Cachirulo /Rulo, el Petiso y el joven enunciante llevan trajes oscuros, piercings, muñequeras, labios húmedos, cabellos rapados, eléctricos, en forma de púas. Se esmeran en verse bien. Se observan detenidamente a través del espejo y corrigen cada detalle antes de salir al espacio público.
Todos están en la edad de descubrir el mundo y perderse en la aventura de la noche; descubren su cuerpo, el amor, la frustración, sus aspiraciones, la desilusión y un eros postmoderno que busca llenar los vacíos. Nos recuerdan a Los Inocentes del gran Oswaldo Reynoso. Sólo que esta vez ya no son solo varones, en la collera también participan las niñas. Cretina, la más pequeña y Ariadna de 13 años y sus labios celestes, las dos buscan la experiencia de vivir. Ariadna decide sobre su vida y el muchacho que le gusta es capaz de llorar y no avergonzarse. Todxs se pierden en el descubrimiento de eros, se apoyan recíprocamente a fin de afrontar los malestares y mezquindades del mundo.
En el relato <<La Chiquita>>, la enunciante juega con el mundo simbólico, la madre/niña, el bebé arrebatado que, en las fronteras de lo nebuloso, parece finalmente eliminado.
En los 4 restantes se explora con ironía la rutina en la pareja, la amistad, la pasión, sus fronteras desdibujadas, la soledad. Son mujeres que ejercen su derecho al goce.
Notas:
(1) Comentario del libro efectuado el 27 de octubre de 2020 en la Casa Mariátegui..
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